El “debate” W (o de cómo 96.9 se bajó por los chescos)

El 9 de septiembre por la noche, la transmisión de El Weso por 96.9 se sustituyó por un “debate” W sobre los refrescos. Éste coincidió con un impuesto especial propuesto en México a las bebidas azucaradas como parte de una reforma fiscal.

La dieta de una familia mexicana promedio. Foto de Peter Menzel.
La dieta de una familia mexicana promedio. Foto de Peter Menzel.

En primer lugar, el “debate” nunca lo fue. Según la Real Academia de la Lengua Española (RAE) un sinónimo de debate es controversia. Controversia se define como: “Discusión de opiniones contrapuestas entre dos o más personas.” En la mesa, conducida por Fernando Rivera Calderón y Enrique Hernández Alcázar, nunca hubo un enfrentamiento de opiniones. Los expertos convocados fueron la doctora Rebeca López (quien compartió una anécdota sobre cómo el refresco le recordaba los domingos con su Papá), el doctor y político del PAN Hugo Antonio Laviada Molina, y el ingeniero químico Raúl Portillo, representante de Coca-Cola.

Se mencionó en más de una ocasión que en Twitter la gente estaba muy molesta, sin embargo, esas opiniones rara vez llegaron al aire. Se le cedió el micrófono al público asistente, pero (otra coincidencia curiosa) todos los que hablaron estaban de acuerdo con los ponentes.

En el “debate” se sobaron temas como el placer de comer (porque el país número uno en obesidad necesita que le recuerden qué rico es ceder a los antojos); la tendencia de interpretar la ciencia para hacer que los refrescos queden mal (porque los datos científicos, aparentemente, están sujetos a interpretación); y el refresco como una alternativa de hidratación (eso sí, incluso ellos admitieron que sólo es buena idea si estás en la selva y no hay nada más que tomar).

Hay mucho que discutir sobre este programa. Sin embargo, me voy a concentrar en un sólo punto: “El refresco aporta calorías que son necesarias para vivir. Es como cualquier otro alimento.” Esta es una falacia que también está presente en los anuncios recientes de Coca-Cola.

El país más gordo del mundo compra calorías de felicidad.
El país con mayor índice de obesidad en el mundo compra «calorías de felicidad.»

A ver, a seguir su lógica:

  1. El azúcar y las calorías son necesarias para el ser humano – Cierto
  2. No sólo el refresco tiene azúcar – Cierto.
  3. La fruta tiene azúcar – Cierto.
  4. Consumir calorías provenientes del refresco y consumir calorías provenientes de la fruta es igual – No es cierto. Nunca será cierto.

En el “debate” mencionaron el melón, así que me quedo con su ejemplo.

Una lata de Coca-Cola de 330 ml contiene 139 kcal. Cada 100 g de melón contiene 34 kcal. Aproximadamente, habría que comer 400 g de melón para recibir la cantidad de energía equivalente. Vale, la energía es equivalente, ¿y todo lo demás?

Una lata de Coca-Cola de 330 ml contiene 139 kcal y:

  • Proteína – 0 g
  • Carbohidrato – 35 g
  • Azúcar – 35 g
  • Grasa – 0 g
  • Grasa Saturada – 0 g
  • Sodio – 0 mg

400g de melón contienen (aprox) 139 kcal y:

  • Proteína – 3.36 g
  • Carbohidrato – 32.64 g
  • Fibra – 3.6 g
  • Azúcar – 31.44 g
  • Grasa – 0.76 g
  • Grasa Saturada – 0.204 g
  • Grasa Poliinsaturada – 0.0324 g
  • Grasa Monoinsaturada – 0.012 g
  • Colesterol – 0 mg
  • Sodio – 64 mg
  • Potasio – 1 g
  • Calcio – 36 mg
  • Hierro – 0.84 mg
  • Magnesio – 48 mg
  • Fósforo – 60 mg
  • Vitamina C – 146.8 mg
  • Vitamina B1 – 0.164 mg
  • Vitamina B2 – 0.076 mg
  • Vitamina B3 – 2.9 g
  • Vitamina B5 – 0.420 mg
  • Vitamina B6 – 0.288 mg
  • Vitamina B9 – 0.084 mg
  • Vitamina B7 – 30.4 mg
  • Vitamina E – 0.2 mg
  • Vitamina K – 0.01 mg

Resulta que los defensores del refresco (acusado de causar diabetes) decidieron compararse con una fruta recomendada para diabéticos. Según el portal Vive con diabetes:

“El melón contiene B2 o riboflavina que evita enfermedades gastrointestinales, nerviosas y cutáneas, así como decaimiento y caída del cabello. A su vez, la vitamina A es muy necesaria para el bienestar visual, pues evita que se presente ceguera nocturna y la falta de sensibilidad en la retina; en tanto, la vitamina C ofrece protección contra las infecciones, entre otras funciones. Estas dos vitaminas son consideradas como antioxidantes, es decir, que protegen a las células de sustancias que las desgastan y envejecen. En cuanto a minerales, al consumir melón ingresamos a nuestro organismo calcio, tan valioso para sangre y dientes, así como fósforo, fundamental para el sistema nervioso y el cerebro. Y unidos, estos dos minerales trabajan en la formación y conservación del esqueleto.”

Hacer este ejercicio de comparación con casi cualquier alimento y una lata de refresco comprueba que las calorías no son lo único a considerar al momento de elegir nuestra comida. 140 calorías de melón no equivalen a 140 calorías de refresco.

Entiendo que los refrescos no son malos por sí mismos. Elegirlos como los villanos de la historia de la obesidad nacional es, como lo repitieron hasta el cansancio en la radio esta noche, una actitud reduccionista. Sin embargo, lo que sí se puede satanizar (por utilizar otro término favorito del programa) es el uso de pseudo-verdades a favor de una agenda política.

Aún no se si estoy de acuerdo con el impuesto especial a los refrescos. De lo que estoy segura es que W-Radio participó en una campaña de desinformación penosa. Viva nuestro querido, gordo y enfermo, país.

Ma. Cristina Alemán (@mcristina)